jueves, 4 de abril de 2019

HISTORIA DE LA ODONTOLOGÍA


HISTORIA DE LA ODONTOLOGÍA FORENSE
Primeros antecedentes de identificación odontológica
Según GARDOR S.A la odontología forense se remonta al inicio de la era cristiana. De acuerdo al relato de Dion Casio, escritor Romano (cónsul de Roma en el 229), en el tomo 61 de su historia de Roma de 80 volúmenes obtenemos referencia de lo que quizás fue la primera identificación (no científica) de un cadáver por medio de su dentadura. Según cuenta la historia, la madre de Nerón, Agripina, en busca de un linaje que le permitiera a su hijo ser futuro emperador, se había casado con el emperador Claudio, quien tenía una clara predisposición hacia una joven muy bonita llamada Loila Paulina. Frente a esta incómoda situación, Agripina envió a sus soldados a matar a la joven, con instrucciones precisas de traer su cabeza como prueba de cumplimiento de la misión. Agripina, fue incapaz de identificar positiva mente la cabeza debido a su estado de descomposición, fue entonces que decidió abrir los labios de la víctima y examinar los dientes frontales, que tenían realizado un trabajo en bandas de oro, algo bastante inusual en el promedio de la sociedad en función de su costo, y de esta forma confirmar la identidad de la víctima. Posteriormente Nerón se convertiría en emperador. Diferentes situaciones en la historia de la humanidad han determinado el valor de la odontología forense ya sea como identificación, esclarecimiento de delitos, el acercamiento a la evidencia de trauma en la región de la boca en los casos de abuso o demandas por accidentes. La odontología forense también puede brindar un determinante aporte sobre mala práctica dental. 

Edad Media
La práctica antigua de la odontología forense se menciona en la información histórica de la Edad Media. En esta época, los registros dentales fueron utilizados para identificar a John Talbot de Shrewsbury quien comandaba al ejército inglés y murió emprendiendo la retirada de la Batalla de Castillon que tuvo lugar el 17 de julio de 1453, cerca de Castillon, Francia. En la misma se enfrentaron el ejército inglés, y el ejército francés. La Batalla de Castillon fue la última batalla de la Guerra de los Cien Años, siendo el resultado de la misma un triunfo de las armas francesas. 
Entre otros ejemplos podemos mencionar el que se remonta al año 1477, este se produce en la Batalla de Nancy, a raíz de la muerte de Carlos el Temerario, Duque de Borgoña y es posible lograr su identificación tiempo después, por la ausencia de varios dientes en la arcada superior, los cuales había perdido previamente a su muerte al caer de un caballo que montaba. En 1775, el General Warren murió en la Batalla de Bunker’s Hill de la guerra de independencia Norteamericana y fue reconocido por un puente de marfil y plata que le había colocado su dentista Paul Revere.



Paul Revere es considerado como uno de los precursores de la Estomatología Forense. Napoleón Eugène Louis Jean Josefino, considerado por muchos como Napoleón IV, fue el hijo único de los Emperadores Franceses, Napoleón III y su esposa Eugenia de Montijo. Recibió el título de Príncipe Imperial de Francia y el tratamiento de Su Alteza Imperial. Además, heredó los títulos de Conde de Teba de su madre (aunque nunca lo llegó a utilizar), y el de Conde de Pierrefonds, por parte de su padre. El príncipe Napoleón encontró la muerte en la guerra contra los zulúes en 1809 en África, cuando trasladaron su cadáver a Inglaterra, éste llegó totalmente descompuesto. Gracias a su dentista, el Doctor Evans, se logró una identificación positiva ya que el profesional pudo comprobar la existencia de una obturación de oro que le había realizado. En 1849 el Dr. Parkman, un rico filántropo de Chicago, es asesinado por el químico John White Webster en el Colegio médico de Boston. Webster trató de ocultar la evidencia carbonizando el cuerpo. La identificación fue lograda por fragmentos carbonizados de dientes dentro de un trozo de oro fundido, lo que permitió no sólo su reconocimiento sino la inculpación del asesino. Este es el primer caso en el que la evidencia dental es aceptada por las cortes en Estados Unidos.

En 1891, Merciolle presentó en la Universidad de Lyon el caso del asesino de un banquero de San Petersburgo identificado por las marcas dentarias dejadas en una pipa que inicialmente se creyó que pertenecía al banquero, pero al observar detenidamente la misma, se determinó que las marcas no coincidían con la dentadura de la víctima. Fue entonces cuando se procedió al análisis de las dentaduras de los sospechosos, encontrando una particularidad en el incisivo lateral izquierdo de uno de ellos, que coincidía perfectamente con las marcas en la pipa.

Hito en la historia temprana de la odontología forense
El 4 de mayo de 1897, los asistentes a una presentación de las imágenes proyectadas por la tecnología de los hermanos Lumière en el bazar de la Charite en París, fueron sorprendidos por un voraz incendio, ocasionado por un equipo fílmico que utilizaba un sistema de éter y oxígeno en lugar de electricidad. Ciento veintiséis personas perecieron en el hecho, la identificación de las víctimas se realizó en líneas generales con éxito a través de sus ropas y joyas, pero aún restaban 30 por identificar entre las que se encontraba la duquesa de Alençon, hija del duque de Baviera. Fue entonces que la odontología forense hizo su aporte a través del trabajo del Dr. Albert Haus usando registros dentales detallados tomados por el Dr. Isaac B. Davenport. La identificación de los restos calcinados por el uso de los registros dentales fue un hito en la historia temprana de la odontología forense. El primer tratado de odontología forense fue escrito por el Dr. Oscar Amoedo en 1898 y llevó por título L’Art Dentaire en Medicina Legale. El Dr. Oscar Amodeo también es conocido como el padre de la Odontología Forense. Otro caso 

interesante es el análisis histórico de los dictámenes sobre los restos mortales del héroe nacional  de Cuba José Julián Martí y Pérez, en relación con su aparato dental. A raíz de la caída en combate del héroe cubano José Martí y Pérez, el 19 de mayo de 1895 en Dos Ríos, se suscitaron muchas controversias sobre la identificación del cadáver. La polémica quedo totalmente aclarada gracias a la intervención de su odontólogo, el Dr. Zayas Bazán, luego de un análisis del aparato dental realizado en la excitación del 24 de febrero de 1907.


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